El sector textil ya está 25 puntos por debajo del nivel del año 2015

Organizaciones y empresarios bonaerenses reunidos en la Mesa de Trabajo Textil (MTT) recientemente convocada por el Ministerio de Producción de la provincia de Buenos Aires, plantearon que la carga impositiva, las tarifas de servicios y la quita de tasas de crédito preferenciales son las principales preocupaciones ante la crisis que atraviesa el sector. La búsqueda de soluciones sobre la problemática que describen, no lleva a nada.

La MTT intenta conseguir acuerdos para un sector que genera el 13% de toda la mano de obra industrial: 320.000 trabajadores directos (135.000 en la industria y 185.000 en la confección), según datos de agosto aportados por la federación textil. Durante 2017, la actividad fue la más afectada por las importaciones, según datos del Estimador Mensual Industrial del Indec, que marcó una retracción equivalente al 10,9 por ciento en el periodo enero-septiembre, explicada por la caída de 17,5 por ciento en hilados de algodón y del 8,5 por ciento en tejidos.

«La producción textil viene atravesando una situación adversa desde principios de 2016 como resultado de la caída del consumo interno junto con un aumento sostenido de las importaciones de los rubros finales de la cadena», indicaron desde FITA. «Fue una mesa muy rica, donde hubo muchísimas propuestas y se compartieron diagnósticos», dijo Ariel Schaler, de la Fundación Pro Tejer. «Hoy el nivel del sector está 25 puntos por debajo del nivel del año 2015 y nuestro uso de capacidad instalada ronda el 60 por ciento. Para decirlo ecualizadamente, nos sobra en toda la Argentina media fábrica de producción», indicó al respecto.

En este primer encuentro de la MTT no se tomaron decisiones de política y se dio lugar a los representantes del sector privado textil y de indumentaria para que realicen un diagnóstico de la situación actual y presenten propuestas de medidas necesarias para promover el desarrollo del sector en la provincia.

Las propuestas fueron catalogadas de dos formas: de carácter defensivo, con el fin de sortear exitosamente las problemáticas coyunturales, y de promoción y fortalecimiento del sector, con el objetivo de impulsar el desarrollo y aumento de la competitividad de la industria textil en la provincia. Otro de los planteos indicados por la FITA se refiere a «las altas cargas impositivas que atentan fuertemente la competitividad del sector», por lo que se solicitó «una significativa rebaja» del impuesto a los Ingresos Brutos. «Si bien el gobierno nacional presentó un proyecto que mejora la situación, hay altas imposiciones de tributos en cascada que afectan la producción», concluyeron sobre el tema desde la federación.

En el terreno financiero, también se solicitó ayuda crediticia para realizar capacitaciones y profesionalización del personal de la industria textil, de modo de estar a la altura de las nuevas tecnologías necesarias para aumentar la competitividad del sector.

Desde el punto de vista de la ingeniería textil, los participantes de la MTT sugirieron impulsar en forma conjunta con el INTI una agenda de desarrollo e innovación de materias primas textiles y nuevas aplicaciones.

(Hasta Aquí fuente Sitio “Motor Económico”)

Pero una quita de intereses crediticios, bajar los impuestos o “carga impositiva” , o el eterno pedido de subsidios no serán las acciones que logren cambiar la actualidad del sector.

Desde hace años la solución está al alcance de la mano de los gobiernos, que manejan el estado: con la aplicación de la tecnología de vigilancia de mercado y evaluación de la conformidad se crea una red de contención adecuada para garantizar los puestos de trabajo, al tiempo que permite mantener actualizados los requisitos técnicos a nivel internacional. Si el sector textil pudiera de alguna forma administrar comercio a través de las reglas de la OMC, 700 mil puestos de trabajo en todo el territorio estarían garantizados.

Actualmente ingresan al país productos textiles importados que no cumplen con las reglas básicas de calidad dispuestas por las normas internacionales y esa es la causa de la falta de competitividad a la que se enfrentan los productores locales. Pero la solución no se trata de prohibir las importaciones, sino de administrar técnicamente el ingreso de esos productos de calidad inaceptable que hoy llegan desde el exterior sin control de ningún tipo, y sin respetar siquiera los talles de las normas argentinas emitidas por IRAM.

La red de contención  para el sector es provista por las reglas de la Organización Mundial de Comercio, y en este caso de los denomina Obstáculos Técnicos al Comercio, pero no como un obstáculo de importación o comercialización, sino como un obstáculo a los productos que no cumplen con un piso mínimo de calidad establecido por una norma técnica internacional.

En otras palabras, si los productores elaboran productos de calidad cumpliendo con un piso mínimo internacionalmente aceptado, en el país solo deberán comercializar productos que logren ese nivel. Esta simple pero tecnológica barrera, por sí misma impide el ingreso de productos textiles que se encojen al primer lavado, que se destiñen sobre la piel a la primer postura, que toma llama ante pequeñas chispas y que genera alergias por inadecuados niveles de pH o lo peor de todo: Son fabricados por obreros que son esclavos, que perciben 50 dólares mensuales y trabajan en condiciones paupérrimas de vida.

Actualmente, en la Argentina ocho cadenas de valor tiene obligación legal de cumplir con las normas técnicas, pero curiosamente aún, esa normativa no existe para el sector textil.

La de la implementación de estos sistemas para cuidar a la industria local, es una decisión política, cada segmento productivo necesita tener una red de contención, como la que le salva la vida a un equilibrista.