El acceso a la tierra debiera preocuparnos a todos

Esta semana, el bisemanario El Civismo publicó parte de una entrevista que Romina Fernández y Alejandro Schiaffino le hicieron en Visión Panorámica, el programa que ambos conducen en Radio Ciudad de Luján, a Pablo García Lazo, director de TECHO Zona Oeste, quién reveló angustiantes datos estadísticos sobre familias que en el distrito de Luján viven en asentamientos informales, en condiciones, me atrevo a decir, inhumanas.

García Lazo refirió en la entrevista que 700 familias de Luján viven con carencias extremas en, al menos, 12 asentamientos diseminados en los barrios  Los Laureles, Parque Lasa, Americano, Lanusse, Villa del Parque, Ameghino, Padre Varela, La Loma, San Fermín, San Jorge, Santa Marta y San Pedro. De esas personas, ninguna tiene acceso a cloacas, más del 90 porciento no tiene agua corriente, algo más del 40 porciento no tiene medidor de energía eléctrica. En muchos casos en las «viviendas» (Si, entre comillas) no tienen ni tan siquiera un pozo negro donde almacenar los residuos cloacales que genera cualquier familia.

Según el Director de TECHO Zona Oeste, dentro de los asentamientos relevados hay casos que tienen hasta medio siglo de historia. 50 años, una vida.

El acceso a la tierra, es uno de los temas por los cuales nada se ha hecho en la historia de nuestro país, ni que hablar de Luján. Cada vez que se refleja una problemática de estas características, inmediatamente se comienza a hablar, desde muchos sectores, de planes de vivienda, créditos hipotecarios, créditos con baja tasa de interés: Pero nunca de acceso a la tierra. Un lote. Un pedazo de terreno.

Durante el año 2014, se presento en el Concejo Deliberante local, una iniciativa que pretendía ir en el sentido del verdadero acceso al suelo urbano. El Instituto Municipal de Acceso a la Tierra (IMAT). Disponía un cambio certero en las cuestiones relacionadas a la creación y administración de suelo urbano en el distrito, que, de haber sido aprobado, creaba un ente autárquico que iba a aglutinar a todos los sectores interesados en el tema e iba a facultar al estado municipal a desarrollar suelo urbano sobre tierras (macizos) obtenidos por compensaciones urbanísticas, tierras fiscales o parcelas a obtener mediante la utilización de la herramienta del Consorcio Urbanístico Mixto, emanada de la Ley de Hábitat de la Provincia de Buenos Aires. Aquella iniciativa fue presentada en marzo de 2014 por Leonardo Boto. Más no fue aprobada.

Sectores autorrefenciados como populares, o de «izquierda», creo que de izquierda poco tienen, propusieron una ordenanza alternativa al IMAT: El tristemente célebre Banco de Tierras. Honestamente todavía no logro comprender como es que se aprobó en el Concejo Deliberante la ordenanza que creó esa figura absolutamente inferior, en materia de operatividad por caso, a la del IMAT.

En diciembre de 2014, y gracias al trabajo de lobby incansable de esos sectores que nunca lograron representación en el HCD y ostentan una escasa representatividad en la sociedad se aprobó el famoso Banco de Tierras. Allí se terminó el debate sobre el acceso al suelo o a la tierra para los vecinos de Luján. Nunca más se habló del tema. 

Desde hace años la «familia tipo», como hace años, es considerada como un grupo familiar compuesto por un padre, una madre y dos hijos. Teniendo en cuenta ese dato, podemos concluir en que las 700 familias relevadas que viven en asentamientos y en condiciones de extrema necesidad suman 2800 personas. Deseo que sólo por una semana, pongamos por caso, quienes deciden sobre las cuestiones que tienen que ver con el acceso a la tierra en nuestro distrito vayan a vivir con esas 2800 personas a sus casas.

Un ministro de economía del pasado dejó una frase que aún hoy es recordada, al afirmar que no se publicaban datos de la pobreza en la Argentina, «para no estigmatizar a aquellos de esa condición». Sin querer hacerlo me pregunto e invito a reflexionar a quién este lea: ¿Como será la calidad de vida de las personas que viven en esos asentamientos? ¿Como será el rendimiento en la escuela de aquellos niños y jóvenes en edad escolar que allí residen? ¿Gozarán todos los vecinos nuestros de los 12 asentamientos de buena salud? ¿Tendrán deseos de vivir en una vivienda más digna? ¿Se sentirán representados por la clase política local? ¿Tendrán idea de que es el Banco de Tierras? 

El inútil e ineficiente Banco de Tierras Municipal, arroja un resultado que no deja lugar a dudas sobre su rol: Desde su creación el número de lotes que generó para familias que no tienen casa es CERO. En diciembre se cumplen dos años de su aprobación en el Concejo Deliberante. Eso si, fue una «victoria» de esos sectores, que impulsaron y celebraron su creación. Un lugar común en la política: Los intereses personales por sobre los colectivos. La historia de nunca acabar.

Esta no es una defensa a quienes presentaron el proyecto del IMAT, es una condena enérgica, a la situación que viven esas 700 familias, repartidas en 12 asentamientos informales en el distrito. Es un pedido por un acceso a la tierra para todos. Es contarle a usted, que nos lee, que estas cosas pasan en Luján, cerquita nomás de donde se escriben estas líneas. Los sucesivos gobiernos nada han hecho por el tema. Ojalá el que nos toca hoy sea quién de el primer paso hacia una solución a este flagelo que no afecta sólo a las familias que padecen el día a día en una vivienda precaria. Debiera afectarnos a todos.